martes, 22 de mayo de 2012

Despertar de una sociedad


Por arraigo popular, síntoma de una catarsis deportiva, los futboleros han elegido al Ángel de la Independencia como el centro de reunión para celebrar los triunfos importantes de la selección. De igual forma aficionados de equipos capitalinos lo han adoptado como sede de festejos cuando su escuadra sale campeona. Pero el Ángel no es egoísta y se brinda para otros más, para otras causas. Y de paso, los futboleros tampoco quieren abusar de su hospitalidad para ondear banderas y lanzar cánticos relacionados únicamente al balón.

Durante este fin de semana, el recinto de pasiones futboleras se convirtió en el albergue de miles y miles de esperanzas que claman por algo que va más allá de la unidad que llega a generar un club o el equipo nacional, el país. Pumas, americanistas, cruzazulinos, incluso seguidores de Santos y Monterrey, se instalaron a los pies del monumento alado para alzar la voz ante la eterna derrota. Devotos del balompié y detractores del mismo comulgaron en el deseo de ya no perder, en la ilusión de conseguir una victoria que no sea para unos cuantos.

Primero fue el sábado. Un contingente con forma de gusano interminable marchó pacíficamente para expresar su rechazo al retorno del dinosaurio. Miles de gargantas se hicieron escuchar para que no regrese el yugo tricolor, para que no se imponga a un presidente a costa de millones de voluntades. “Órale. Así como nos unimos para los Mundiales y el desmadre hagámoslo ahora”, gritó uno de los presentes.

Después fue el domingo. Durante la manifestación en apoyo a Andrés Manuel López Obrador, miles de simpatizantes, cúmulo de gente que permitió ver que no existe indiferencia entre las generaciones, adultos mayores, niños y jóvenes fueron uno, consideraron que la plancha del Zócalo les quedaba chica. Por tal motivo, también de forma pacífica, emprendieron camino hacia el Ángel.

Fue un fin de semana intenso, emotivo, donde el Ángel fue testigo y anfitrión de un anhelo de cambio, del sueño de ganar sin trampas. No todo es fútbol, no siempre el Ángel sonríe con el triunfo de un equipo, también lo hace con el despertar de una sociedad.

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