viernes, 26 de abril de 2013

La línea recta del Bayern frente a la circunferencia del Barcelona


El Barça soñaba con regresar a Wembley cuando el Bayern le devolvió a Atenas con otro 4-0 como aquel de la final de la Copa de Europa de 1994, perdida contra el Milan. El viaje azulgrana por los estadios de laChampionsha sido un vía crucis que había tenido remedio en el Camp Nou hasta que ayer fue crucificado en Múnich. La sensación es que el equipo se ha ido consumiendo hasta caer desvencijado, el camino inverso al del exuberante Bayern. Unos van y los otros están de regreso. Así funciona el fútbol. La goleada sonó a capitulación del Barcelona. El partido punto y final del que nunca escapan los equipos más históricos. Hoy descompuesto, le toca recomponerse al Barcelona.
Ningún equipo juega hoy tan bien como lo hacía el Barça. Y mucho menos el propio Barça. A la espera de que se reinventen los azulgrana, el fútbol va por un camino diferente, el que ahora simboliza el Bayern, un equipo poderoso físicamente, muy bien organizado tácticamente, lleno de matices técnicos y recursos, muy científico, inmisericorde con los rivales que desfallecen progresivamente como el Barcelona. El partido al fin y al cabo simplemente reflejó los peores presagios del torneo y de la previa para los barcelonistas. Los alemanes son un equipo en plena forma y los azulgrana están desfondados.
Ya no vale la pena seguir esperando a que se cure Messi, tan apocado como el propio Barça. A la pata coja no se gana al Bayern, imponente por bajo y por alto, como se supone a unos futbolistas mucho más poderosos (1,76m los azulgrana frente a 1,83 de estatura media de inicio de los germanos). Lo grueso le pudo a lo fino en una noche muy exigente, apta solo para futbolistas de cuerpo entero. Al Bayern hay que hacerle dudar, desde el juego colectivo o a partir de futbolistas, y ayer no le hizo cosquillas ni siquiera Messi. Los alemanes han aprendido a leer los partidos con Heynckes. Acostumbran a ganar los encuentros por aplastamiento o por su fiabilidad en el tiro, cosa lógica si se atiende a su pelotón de fusilamiento, infalible en la estrategia, el punto débil del Barcelona. Escarmentados desde la afrenta que le planteó un plantel tan pelotero como el del Arsenal, ayer optaron por no discutirle el cuero al Barça y a cambio convirtieron cada posesión en una oportunidad de gol.
Tocaba sin sentido el Barça y aguardaba bien plantado el Bayern. Los muchachos de Heynckes se resguardaron en una estupenda línea de presión y aprovecharon cada pérdida de pelota de los azulgrana para enfilar a Valdés como una manada de búfalos. Todas sus salidas fueron tan selectivas que acabaron en un remate o en un saque de esquina, una jugada en la que los barcelonistas conceden dos y hasta tres opciones de remate. Así llegó el 1-0. Perdió la pelota el Barça, cedió un saque de esquina de mala manera y lo defendió repetitivamente mal hasta que Robben centró para Dante y su cabezazo lo remachó Müller.
Ya no vale la pena seguir esperando a que se cure Messi, tan apocado como el Barça
El encuentro se convirtió en un ejercicio geométrico de fácil solución. La línea recta del Bayern siempre salía ganadora frente a la circunferencia del Barcelona. Jugaban unos con las porterías a lo largo y los otros a lo ancho, de manera que las posibilidades de gol solamente se visualizaban en el marco de Valdés. Había más noticias de Bartra que de Messi. Estéril y chato, falto de profundidad, el fútbol azulgrana se perdía por los márgenes de una cancha sorprendentemente encharcada. No hay nada más soso y peligroso que un rondo destensado. El partido pertenecía sobre todo al desborde de Lahm y el despliegue de Javi Martínez. La intensidad del Bayern contrastaba con la flojera del Barça.
Valdés fue exigido desde el inicio por un tiro de Robben mientras Dante se anticipó a Messi en la única aparición del Barça en el área del Bayern. El guion no varió ni con el descanso de por medio porque el Barcelona siguió concediendo córneres y el Bayern rematando a gol. Al noveno saque de esquina llegó el 2-0 de Mario Gómez. Al Barcelona le faltaba agresividad con y sin el balón, incapaz de presionar, inocuo ante un equipo que defiende estupendamente bien como es el Bayern. Irreconocibles desde la ortodoxia, los azulgrana tocaron a rebato desde la heroica por necesidades del marcador y entonces perdieron el orden y la razón y fueron acribillados a campo abierto.
Tumbados por la aviación alemana, el Barça fue sorprendido entonces por la infantería, por los recortes del extremo Robben y por la clase de una segunda línea, majestuoso como Müller. No paraba de rematar el Bayern. Murieron los barcelonistas sin decir ni pío con el balón, sin el factor sorpresa de Tello y sin hacer nada más que protestar, petrificados todos en la cancha y en el banquillo, desprotegidos hasta por Sant Jordi, un santo peleado históricamente con el Barça. El Madrid acabó con el Barça de Rexach una noche de Sant Jordi y también en Sant Jordi el Bayern goleó al equipo de Tito Vilanova.
No funcionó el juego de entrelíneas azulgrana y, sin el fútbol de presión en ataque, la zaga se vuelve muy permeable, vendida también por la flojera de los medios, poco intensos, incapaces de acompañar defensivamente a Busquets. El equipo se ha ido aflojando y, al final, se ha rendido de mala manera, víctima de cuantos males se venían anunciando y también escondiendo.
El Bayern es un equipo ascendente, mejorado respecto a los dos años en que fue finalista (2010 y 2012), mientras ha empeorado el Barça, campeón en 2009 y 2011, hoy estancado en su juego. Ya no mira a Wembley, donde está su meta, sino que el resultado de anoche le devuelve al martirio de Atenas.


jueves, 11 de abril de 2013

Complejo Messi


  
El Barcelona se metió por sexta vez consecutiva en las semifinales de laChampions League. Jugaba mal y era menos que el PSG, pero entró el rosarino-condicionado físicamente- y los catalanes se reactivaron. Algunos rendimientos individuales fueron bajísimos en los locales; los parisinos perdonaron

¿Cuándo debía sentir más la ausencia de Messi el Barcelona? ¿A mitad de juego en el Parque de los Príncipes tras una primera parte discreta o en la vuelta en Camp Nou tras una semana sin el rosarino y habiendo goleado en el medio al Mallorca? La lógica indicaba que en el primer caso, pero en el fútbol se sabe que no siempre dos más dos son cuatro.

La impronta inicial de los catalanes fue la de siempre, los primeros quince minutos de hecho fueron más que aceptables. Pero bastó que el PSG atacara una vez para que todos los temores se le vinieran encima al Barcelona. El recuerdo de esos buenos 35 minutos sin Messi en París pareció no pesar y pese a estar en ventaja en el marcador, había mucho nerviosismo.

El conjunto francés también hizo lo suyo. Algunos puntos claves: Verratti fue figura; era el termómetro de la presión del PSG, cuando se le pegó a Xavi, el de Terrassa no jugó más (se nota que está lejos de su nivel el "6"). A su vez, Lucas por la derecha cada vez que rompía la primera línea de presión se hacía casi imparabale. 


Pastore anotó y se perdió el segundo

Ibrahimovic jugó sin lo peor de él: el egoísmo. El sueco puso de cara al gol a Lavezzi en la primera parte y a Pastore en la segunda; el cordobés sentenció y el rosarino no. Si el ex Nápoli tuviera mayor efectividad en sus resoluciones en los últimos 25 metros, sería un jugador top. Hoy, en la primera mitad, desperdició tres jugadas claras.

A los buenos rendimientos y la idea colectiva del PSG, sustentada en la solvencia de Thiago Silva (excelente en todas las facetas del juego), del otro lado los acompañó el pésimo nivel de algunos jugadores muy importantes. Busquets debe haber jugado el peor partido de su vida; entregas erróneas por doquier y cierta liviandad cuando el juego exigía mayor tensión. Villa y Cesc partieron al Barcelona y no desnivelaron nunca; peor el ex Arsenal que no sólo no atacó espacios, sino que además tuvo algunos disparos pobres.

Sólo Iniesta desequilibraba hasta el ingreso de él. Messí, por cuestiones psicológicas, pero también por aspectos futbolísticos, fue el revulsivo del equipo de Vilanova. Empezó a asociarse con los blaugranas ya en desventaja y pese a no realizar sus típicas apiladas ni disparar a la valla de Sirigu, le dio volumen de juego y tranquilidad a los locales.


Aparece en las difíciles

Si Iniesta ya estaba encendido, con la entrada del rosarino se potenció. Sólo un acierto le dio la clasificación al Barcelona: Messi realizó un dribbling, puso el pase justo a Villa quien cedió hacia Pedro y el canario, con otro gol clave, clavó un zurdazo bárbaro. Fue notorio por demás el cambio del conjunto culé cuando entró el crack. Quizás otras variantes también hubieran crecido el nivel colectivo, ninguna hubiera significado lo mismo en lo psicológico.

Otra hubiera sido la historia si Pastore, luego de su gol a los 10 del complemento, remataba la faena en las dos ocasiones que tuvo. Era actuación consagratoria (por los goles más que por su preponderancia en el juego de su equipo) y terminó siendo anécdota

Para apuntar también el buen ingreso de Bartra en la faz defensiva -aún con errores con la pelota- luego de la salida de Adriano y las correctas intervenciones de Valdés en los momentos claves. Lo que venga para este Barcelona, será otra historia. Llega como el que exhibió más debilidades en los cruces mano a mano, pero a la vez cuenta con el diferencial de Messi.