lunes, 12 de marzo de 2012

El hombre blanco salvando Negros

Kony 2012 no es el nombre del que será el helado estrella de este verano (o quizá sí, a este ritmo quién sabe) ni el lugar de las próximas Olimpiadas de invierno en Japón. Como probablemente hayas oído ya, es el nombre de la última campaña de la organización estadounidense Invisible Children (Niños invisibles). En un principio, quizá vieras algo en Facebook o en Twitter o en blogs. Y a estas alturas ya puede que la gente lo esté comentando en los bares.
Con esta campaña, Invisible Children pretende hacer famoso a Joseph Kony, el líder del Ejército de la Resistencia del Señor (Lord's Resistance Army, LRA), una especie de milicia originaria del norte de Uganda y que en sus inicios mezclaba ideas fundamentalistas cristianas con unas ciertas aspiraciones políticas.
Invisible Children ha realizado un vídeo que, la verdad, está muy currado y en el que hablan del LRA y de Joseph Kony, denuncian su uso de niños soldado y sus atrocidades y piden apoyo y dinero para contribuir a que Kony sea famoso y esto aumente la presión internacional para que sea arrestado este año.
La campaña ha tenido una resonancia extraordinaria en las redes sociales. Mientras escribo estas líneas, el vídeo ha sido visto en Vimeo por 14,6 millones de personas en dos semanas. Y en YouTube, donde fue colgado el lunes, lo han visto ya 52,6 millones. Y subiendo. Además, la iniciativa ha suscitado todo tipo de respuestas, en su gran mayoría negativas por parte de profesionales y académicos de la esfera humanitaria.

Y es que ocurre que el vídeo da una imagen errónea de la realidad. Joseph Kony y el LRA no están presentes en Uganda desde 2006 y ya desde antes la milicia estaba primariamente basada en el sur de Sudán y, desde 2005, en la zona noreste de la República Democrática del Congo (RDC).A pesar de lo que parece implicar el vídeo, el norte de Uganda no es una zona en guerra y, desde que la milicia lo abandonó por completo, ha ido recuperándose y la casi totalidad de las personas desplazadas por la violencia han regresado ya a sus hogares, campos y granjas.

Pero, tras la media hora de vídeo y las miles de palabras que estamos todos escribiendo sobre ello, ¿qué pretende realmente Invisible Children con esta campaña? En las propias palabras de Jason Russell, narrador en el vídeo y uno de los creadores de la organización (minuto 21 y 40 segundos): "Sabemos lo que hay que hacer. Aquí está, ¿estás listo? Para que Kony sea arrestado este año, el ejército ugandés tiene que encontrarlo. Para encontrarlo, necesitan la tecnología y el entrenamiento para poder encontrarlo en la enorme jungla. Es para eso que los asesores estadounidenses están allí. Pero para que los asesores estadounidenses estén allí, el Gobierno estadounidense los tiene que enviar. Lo han hecho, pero si el Gobierno no cree que a la gente le importe Kony, la misión será cancelada. Para que a la gente le importe Kony, tienen que conocerlo. Y sólo lo conocerán si su nombre está por todas partes". De ahí que Invisible Children pida a la gente que compren por 30 dólares su 'kit del activista', que contiene pósters, una pulsera, una camiseta, una 'guía de acción', pegatinas y una chapa. Los bolsillos más pequeños tienen la opción de pagar sólo 10 dólares y recibir la pulsera. Además, Invisible Children quiere involucrar a veinte famosos para que éstos difundan el mensaje.











Resumiendo. El vídeo ofrece una imagen simplista y equivocada de la realidad. La campaña pide que haya asesores militares estadounidenses sobre el terreno, admite que ya los hay y pide que no se vayan. No hay ningún indicio de que se vayan a ir antes de que Kony se rinda o sea capturado y la presencia de 100 militares estadounidenses ya ha levantado sospechas entre la población local. Luego, la campaña hace vagas peticiones de carácter político y militar que no tienen sentido. Y para todo esto, la organización vende pósters, camisetas, pulseras y demás y quiere involucrar a una serie de celebridades, todas ellas estadounidenses excepto tres cantantes: Justin Bieber, que es canadiense, Rihanna, que es de Barbados, y Bono, que es irlandés.
No voy a entrar en lo que Invisible Children luego hace o no hace con el dinero recibido. Sus finanzas son públicas y cada uno es libre de donar dinero legalmente a quien quiera.
Pero, personalmente, me desagradan este tipo de iniciativas enmarcadas en la narrativa del 'hombre blanco, bueno y valiente que salva a los negritos pobres e indefensos del otro negro malvado y salvaje'. Por definición, todo relato simplifica la realidad. Pero campañas tan simplistas como ésta -que además ofrece una imagen errónea de la situación- son lamentables porque tienden a perpetuar los clichés de África como tierra de guerras y violaciones, de villanos de película y víctimas inocentes que han de ser rescatadas por el hombre blanco. Estos estereotipos no hacen justicia a la violencia que sí existe en realidad, tanto en África como en otros continentes. Normalmente, este tipo de problemas son extremadamente complejos, responden a toda una serie de procesos sociales, económicos y políticos e involucran de muy diferentes formas a actores diversos y con intereses particulares. Es estúpido pensar que para algo así existe una solución simple, sencilla y fácil. Además, toda intervención suele tener efectos colaterales, normalmente imprevisibles y que pueden ser negativos. Y me parece muy irresponsable proponer alegremente este tipo de intervenciones cuyas consecuencias pueden acabar haciendo más mal que bien.

No hay comentarios:

Publicar un comentario