miércoles, 16 de octubre de 2013

Una selección llamada frustración.....

[Tiempo de Lectura: 3 minutos y medio]
[Canción para acompañar: "De Camino a la Vereda" - Buena Vista Social Club]


En partidos decisivos falta táctica y sobra nervio. Cuando el futbol entra en trance se vuelve ejercicio. Correr luchar, respirar, y deja de ser deporte, pensar, medir, mover; la razón del juego. El partido de ayer no se cura con remedios, esos que hacen del Estadio Azteca un mexicanismo mejunje. 

Intereses, dinero, presión, disputas, televisoras, medios, patrocinios, ilusiones, pactos. Ni Old Trafford, San Siro o el Camp Nou apestan tanto. El jugador mexicano de selección nacional vive un ambiente nocivo. Aun contra Panamá sufre, no se siente parte como dicen, poniéndose la verde. Ese tejido social que para unos representa la Patria, para otros negocio, show, influencia, o todo junto. ¿Quién puede definir exactamente qué significa la selección? Se discute tanto el motivo que nuestro futbolista acude aturdido por orgullo u obligación. Sí, señores, sí, a pesar de su salario. Nueve de cada diez aficionados consideran que al jugador le falta corazón, güevos, y le sobra plata. Un análisis civil. Pero el futbol hace mucho depende de otros factores menos viscerales. Correr, sudar y facturar lo hace cualquiera. Para trascender en este juego se necesita parar, templar y mandar. Poner la pelota al suelo, razonar cada jugada. Eso en un Azteca colérico gritando puuuuuuto, con el mercado angustiado por su modelo de negocio, la autoridad acordonando el Ángel y el periodista defendiendo su programa no es futbol. Por eso es sensato Carlos Vela, que a pesar de los fundamentalistas, eligió ser feliz ejerciendo su profesión, lejos de nuestra oligopólica pirámide. Los próximos dos partidos, los futbolistas deberán jugar por ellos, su carrera, su familia y por nadie más. Su triunfo, ojalá, sea nuestra derrota.

Algo ha pasado en la selección nacional que no volvió a ser la misma de antes. De aquel equipo prometedor que solía llamar la atención por su alegría y juventud no queda nada. México se volvió un equipo de futbol agobiado por la presión, rancio, estresado. No conozco un solo aficionado que haya disfrutado un juego de la selección en los últimos años. El del viernes frente a Panamá, por ejemplo, fue un partido que de no ser por su importancia bien podemos meter en el saco de los juguetes rotos. Nadie va a acordarse de él. El gran problema de México es que ha olvidado su verdadera razón. ¿Para qué nos sirve una selección nacional? El dia de ayer , para no ir más lejos, funcionó como otro motivo de estrés. El viernes encerró a Panamá, una pequeña cultura futbolística, en ese “coloso” que se ha quedado pequeño. México ayer jugó un partido dominado por la presión que le genera el terrible negocio del Mundial. 
Ha dejado de ser una ilusión para convertirse en un motivo, un activo. Nadie va a acordarse futbolísticamente del partido del ayer, que fue todo menos un espectáculo. La selección no deja más que sufrimiento, así es difícil afiliarse a ella por más que lleve el escudo nacional. Hemos pasado de creer que el futbol era una diversión a sentir que es una obligación. El Mundial al que México siempre ha visto como “tótem” del desmadre, de repente se volvió otro pretexto para sufrir.

Es aqui donde surgen las buenas preguntas......Las buenas preguntas, déjenme decirles señores, se responden, simplemente, con buenas preguntas.

¿Existen los procesos en México? ¿Qué es un proceso? ¿Hemos tenido alguno completo? Y de haberlo tenido, ¿se ha valorado? ¿Cómo es posible demandar un proceso si no lo valoramos? ¿Qué es lo que realmente buscamos? ¿El placer a corto plazo? ¿O a largo? ¿Tenemos dicha paciencia? ¿O somos como los animales? ¿Qué nos llena, el qué o el cómo? ¿Somos realmente un país para exigir un “qué”? ¿Somos realmente un país para ignorar el “cómo”? Si sí, ¿qué nos ha dañado a pensar así? Si no, ¿qué nos falta para pensar así?
¿Qué necesita un entrenador para ser el responsable de un país? ¿Ser sumiso? ¿Hacer comerciales de Corona y Bimbo? ¿Respetar jerarquías? ¿Respetar convenios de jugadores y partidos? ¿Planear para ganar dinero, en lugar de partidos? ¿Jugar cruzando la frontera contra flanes? ¿Callarse y acatar? ¿Aguantar las ocurrencias de un tal Azcarraga? ¿Hablar de esperanza en momentos difíciles? ¿De apoyo incondicional porque un negocio está en riesgo? ¿Cómo es posible que una pasión se transforme en negocio? ¿Por qué la gente con poder convierte el pan y circo en negocio? ¿Cómo funciona ese negocio? ¿Los derechos de televisión y el gasto de inmigrantes en dólares valen la pena? ¿Buscan el dólar o el dolor?
¿La Selección lo es todo? ¿De dónde vienen los seleccionados? ¿Influyen los equipos de la Liga MX? ¿Existe competencia? ¿Existe nivel? ¿Existe seriedad? ¿En dónde se refleja la seriedad? ¿En la mercadotecnia? ¿En los protocolos? ¿En las multas? ¿Qué son las franquicias? ¿Por qué las venden? ¿No piensan en la gente a la hora de venderlas? Y si así es, ¿no piensan en la gente de la Liga MX? ¿Les importan? ¿O sólo es un negocio entre los “Industriales”? ¿Hay interés deportivo entre quienes manejan la Liga? ¿O sólo se buscan contratos para las empresas petroleras? ¿Qué tiene que ver el petróleo con el fútbol? ¿Qué es un negocio? ¿Qué es el fútbol? ¿Qué es la pasión de un ciudadano por un movimiento?

¿Por qué no se anima a dirigirnos Don Marcelo Bielsa? ¿Por qué?




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